La pandemia ha causado estragos en la región del Mediterráneo. Ha ocasionado muerte y sufrimiento a su población, generando a su vez un gran daño económico. A las repercusiones macroeconómicas probablemente seguirá una miríada de desafíos sociales ligados al incremento del desempleo y la pérdida generalizada de ingresos. La mayoría de los países no podrán hacer frente a todo ello en solitario. La cooperación y la solidaridad regional, especialmente en el contexto euromediterráneo, serán cruciales.