La historia de esta obsesión arranca con un bocadillo de lomo en manteca en un día de levantera de 1988 –ese viento salvaje y cálido que en Cádiz trastoca hasta voluntades– y culmina en un elegante palacete decimonónico negro y dorado que aún huele a madera fresca. En ese lapso, el surfero James Stuart –Inverness, Escocia, 1962– ha empeñado 32 años de su vida en rescatar nueve siglos de historia de Vejer de la Frontera. Revivió el pasado árabe del pueblo con El Califa, el primer hotel boutique de la provincia. No fue suficiente y se ofuscó en recuperar un caserón del XIX, la excepción arquitectónica y cosmopolita de un pueblo andalusí.