1. Reinventarse
La Asunción, hoy para ustedes, es nuestro Ferragosto. Las vacaciones y el calor llegan a su ecuador, los días se van acortando, la pandemia no cesa y los brotes surgen por doquier como las cien flores de Mao, mientras los ciudadanos contemplamos lo por venir con aprensión y escaso entusiasmo (incluyendo la vacuna de Putin). En el terreno de la cultura, las perspectivas tampoco son para echar cohetes. Los foros y manifestaciones públicas del mundo del libro se desconvocan o experimentan drásticas cirugías virtuales, en un proceso que sus responsables llaman “reinventarse”. La Buchmesse de Fráncfort (14-18 octubre) no se ha cancelado (por ahora), pero, como ha declarado su director, Juergen Boos, tendrá este año una “edición especial” con una “oferta combinada” presencial y digital; de todos modos, hay defecciones significativas, como la del grupo Hachette, al que pertenece Anaya. Y la gente aún se pregunta cómo se resolverá la sala de los agentes literarios (LitAg), cuya ubicación habitual (con mesitas muy pequeñas y poco separadas) pondría a sus usuarios en una situación de peligro mayor que en un botellón de la Barceloneta.