Bogart dijo en la ficción que fue a Casablanca “a tomar las aguas”, pero Brian Jones, primigenio rolling stone, viajó en cuerpo mortal a Jajouka, al sur del Rif, en busca de trance y terminó cocinando con psicodelia la grabación que hizo a los sufís Masters Musicians of Jojouka (eran Jajouka, cambió la a por la o). Y Jimi Hendrix, tras asistir a una ceremonia Lila (gnawi) en Esauira, le dijo al músico que tocaba el guembri: “Eres un sanador de almas”. Otros músicos de rock buscaron solaz e inspiración en tierras del Magreb en los años sesenta y setenta del siglo XX, de la misma forma que los creadores marroquíes absorbieron, en mayor o menor medida, las envolturas ácidas de esa época. Bob Jalil, Abdou El Omari, Nass El Ghiwane, Lemchaheb y Jil Jilala, cada uno a su manera, combinaron psicodelia y tradición, y grupos como Les Frères Negri y Golden Hands se decantaron directamente por el rock ácido. Ya en los años ochenta, el trance de los gnawa se coloreó con tonos sinestésicos en la música de Hassan Hakmoun, nacido en Marrakech y residente en Estados Unidos.