Jabones aromáticos de sándalo y jazmín. Pan de molde, galletas, fideos chinos precocinados o manteca de cacao. Pintalabios y perfumes. Incluso, paradójicamente, el biodiésel que promete revertir el cambio climático. Nuestro día a día está lleno de productos con alto contenido de aceite de palma, el más consumido del mundo, por delante del de girasol o colza, según la European Palm Oil Alliance.