¿Un genio? ¿Un innovador radical? ¿Un impostor? ¿Un pedante insufrible? Llevamos 21 años conviviendo con Charlie Kaufman, desde que firmó el guion de Cómo ser John Malkovich, y seguimos sin tener muy claro qué etiqueta asignarle. Tal vez porque se trata de un talento escurridizo, poliédrico, de los que se resisten a ser etiquetados.