Han pasado más de ocho años desde mi primer viaje a África, cuando en 2012 estuve en Etiopía con Amigos de Silva, una ONG de cooperación al desarrollo con la que participé en la reforma de un hospital y en la construcción del primer quirófano de la región de Afar. Ya había estado haciendo voluntariado otros veranos en Perú y Camboya, pero fue durante mi estancia en Etiopía cuando me di cuenta de que la falta de agua era sin duda la mayor causa de pobreza, y tomé conciencia de la gravedad que suponía no poder disponer de agua potable para beber, cocinar, asearse o lavar.