“Doña Sendina, por el remedio de su alma y la de sus padres, dona a la iglesia de Santa Luliana y al abad Iohannes el terreno que posee en Liébana, en la villa de Casiellas, sobre el camino que va a Frama”. La dádiva está registrada hace casi mil años, el 16 de noviembre de 1021, en el cartulario de la colegiata de Santa Juliana, en Santillana del Mar. Se trata de una valiosa prueba documental de la historia y evolución de este municipio cántabro. Sin embargo, son pocos los vecinos que han tenido acceso al libro. Algunos se quejan de que el párroco local, Luis López Ormazábal, lo guarda celosamente y que solo lo muestra a quién considera oportuno. El sacerdote se excusa en que ninguna ley le obliga a exponerlo públicamente y que, para verlo, solo hay que pedírselo. Pero, ¿dónde está el cartulario? La polémica comenzó hace años y está muy lejos de amainar.