El físico, sobre todo un rostro marcado por una nariz ganchuda, ha marcado la carrera de Pedro Pascal. Le hubiera gustado ser Leonardo DiCaprio, pero durante muchos años su carrera artística se limitó a pequeños papeles del villano de turno en series como Ley y orden. Su suerte dio un vuelco cuando obtuvo el papel de Oberyn Martell en Juego de tronos. El personaje no era ni bueno ni malo, pero tenía carisma, poderío y un final que ningún aficionado a la serie de HBO olvidará jamás. No es que tras ello Pascal haya conseguido muchos papeles de héroe pero ahora presta su avieso gesto a supervillanos en superproducciones como Wonder Woman 1984 y, además, lo luce en la portada de octubre de ICON.