Al final, muy al final, volvió a su nido. Pidge, un ejemplar de paloma maorí (o kereru, en la lengua nativa de Nueva Zelanda) ha vuelto al lugar donde nació 24 años después de que fuera vista por última vez. El logro puede parecer menor hasta que se conoce un importante detalle: el animal tiene ya 29 años, cuatro más del máximo que marca la esperanza de vida de esta especie de columbiforme, característica por su gran tamaño, pico rojo y cobertura verde y morada brillantes.