Ya hace unos años que Jorgen Tranber decidió cambiar las 150 vacas lecheras de su granja para invertir casi seis millones de coronas (unos 800.000 euros) en una turbina eólica que colocó cerca de su casa. No fue el único granjero de la isla de Samsø, en Dinamarca, que pensó que estos gigantes de color blanco con tres aspas y veinte metros de altura podrían ser la solución al declive que sufría entonces la isla. Hoy, este punto de Mar del Norte llano y ventoso donde viven 3.700 habitantes, ya no es solo famoso por producir las mejores patatas del país, las más pequeñas y gustosas.