Hace poco recorrí a pie los 215 kilómetros que separan Ponferrada de Santiago de Compostela. Mientras caminaba por aquellos preciosos senderos entre bosques de castaños, robles y álamos, reflexionaba sobre el peregrinaje que estaba realizando. La vida es un viaje de peregrinación en el que recorremos distintas etapas, algunas más sencillas y otras mucho más complicadas. Hay momentos de dolor y hay momentos de miedo. Sin embargo, hay que seguir dando pasos con serenidad, ilusión y confianza. En nuestra mente siempre aparece la meta, el destino, pero también es importante saber disfrutar del camino.