Víctor Benavides guarda con mimo el tesoro familiar. Los billetes de la Segunda República han pasado de generación en generación desde que su bisabuelo los ocultó en un tubo de puros para no ser señalado como enemigo por los franquistas. Su familia nunca tuvo intención de cambiarlos. Poseen un importante valor sentimental. De todas formas, nunca lo hubiesen logrado: el organismo competente jamás ha reconocido el dinero republicano, el del Gobierno legítimo que perdió la Guerra Civil. Cuando el 31 de diciembre finalice definitivamente el plazo para canjear pesetas por euros, miles de billetes republicanos quedarán condenados a ser pasto de coleccionistas.