“¿Has estado acusado de un delito antes?”, le preguntó un agente de policía escolar a un niño de siete años al que acababa de esposar en su colegio. “Bueno, pues ahora estás en camino de estarlo”. El policía Michael Fattaleh se había presentado en el colegio de educación especial en el que estudiaba el pequeño, que había empezado a escupir. Casi 40 minutos duró el incidente y buena parte transcurrió con los brazos del menor esposados a la espalda y la cabeza puesta contra una almohada echada en el suelo.