En los ojos de los títeres que protagonizan los filmes de los hermanos Quay (Pensilvania, 73 años), el espectador puede encontrar siempre elementos que no se suelen encontrar en la animación en stop-motion. Sombras, contradicciones, arrebatos de furia, remordimientos. Incomodidad. Desde que en 1979 comenzaran a pergeñar su macabro arte, los Quay, gemelos idénticos, han ido escalando posiciones hasta ser referentes de la animación experimental contemporánea. Con una treintena de cortometrajes y dos largometrajes a sus espaldas, el suyo es un estilo inconfundible que ha influido de forma implacable en creadores como Terry Gilliam o Tim Burton. Su último corto, The Doll’s Breath (2019), podrá verse mañana en la Cineteca de Madrid (21.15), dentro del Festival ANIMARIO, organizado por Cineteca y Matadero, en una sesión que analiza la obra e influencia de estos cineastas.