La casa de Eduardo Scala —un piso de alquiler en la Ávila extramuros al que llama “campamento base”— es un abigarrado mapa de su vida. De las paredes de la habitación que le sirve de estudio cuelgan muchos de sus proyectos ordenados en fundas de plástico: desde “poemas visuales para ciegos” hasta un mural en Ciudad de México, pasando por una revista en la que se ve a la Reina en Palma de Mallorca. El pie de foto reza: “Doña Letizia lució un look muy informal compuesto por un pantalón blanco y una camiseta negra, diseño del poeta y artista madrileño Eduardo Scala para la editorial Delirio, donde se podía leer la palabra Kafka. Cuesta 15 euros”. La estampa de esa camiseta es uno de los retratos de escritores, científicos y pensadores que Scala ejecuta en forma de caligramas —“biogramas”, dice él— desde que en 1978 se le “apareció” el método trabajando con las letras de “Alfonso X el Sabio”. Ese mismo sistema es el que ha usado en los 16 retratos de artistas —Paul Klee, Remedios Varo, Maruja Mallo, Mondrian— para la muestra que puede verse en la galería Guillermo de Osma de Madrid. La exposición coincide además con la publicación de Re/tratos (Libros de la resistencia), recopilación de constelaciones alfabéticas, palíndromos y juegos espaciales surgidos de una personalísima mezcla de lingüística, cábala y matemática.