Ali Smith es una escritora que no pone las cosas fáciles: exige al lector que se merezca la lectura. Es una escritora que no se casa con nadie, que no teme adentrarse en problemas expresivos y que está en las antípodas del tradicional esquema narrativo de exposición-nudo-desenlace. Y, sin embargo, en esta novela admirable no se recata en mostrar su devoción a Charles Dickens. Es inteligente, es lúcida, es única.