Con su benevolente permiso, voy a traer hoy a colación (me niego a emplear el omnipresente y ridículo “compartir”) dos citas que me han llegado por casualidad. Una es larga y otra corta. La primera es de 1856 y se debe a la novelista inglesa George Eliot —pseudónimo de Mary Ann Evans—, que vivió entre 1819 y 1880, es decir, nació el mismo año que la Reina Victoria, pero ésta la sobrevivió veintiuno. Procede de un ensayo, de los cuales escribió unos cuantos excelentes antes de dedicarse a la ficción con enorme inseguridad, pese a que sus obras Middlemarch y Daniel Deronda son hoy consideradas clásicos indiscutibles. El término con que comienza la cita, “Philister”, es de difícil traducción. Se parece a nuestro “filisteo”, pero no es un equivalente exacto. Como además pocos saben ya lo que esto significa, o se confunde con “fariseo”, será mejor optar por otro. La propia forma es infrecuente en inglés, más a menudo leemos “Philistine”. Es de origen alemán, y al parecer fue acuñado en 1693 en Jena, para luego adquirir acepciones figuradas y más amplias. El Webster Dictionary propone como sinónimo “Barbarian”, de modo que traduciré recurriendo a “Bárbaro” o “Bruto”: