LOS JÓVENES diseñadores emergentes —libres de prejuicios y cargados de propuestas originales— inician su carrera en una época convulsa e incierta. El cambio de paradigma que la industria de la moda afronta desde hace años se ha visto acelerado por la irrupción de la covid y sus secuelas económicas y sociológicas. En mitad del huracán, tratan de hacerse un hueco planteando nuevas formas de competir y de concebir las prendas. Redefinen el vestuario y, con él, el concepto de género, se sirven de la tecnología y el arte, crean comunidades virtuales, exploran viejas técnicas y las renuevan, lanzan poderosos y necesarios mensajes con la sostenibilidad, la artesanía y la diversidad por bandera.