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Un centenar de clones de un cangrejo mutante se multiplican en un cementerio belga

Los crustáceos se han adelantado a los deudos que estos días visitarán las tumbas del cementerio de Schoonselhof, en Amberes. Al menos un centenar de cangrejos de río jaspeados han invadido los estanques y corrientes de agua del camposanto. Y no son unos animales cualesquiera: como si protagonizasen un relato de terror de Halloween, resulta que la especie a la que pertenecen no la creó la naturaleza. Surgieron por accidente, no se sabe bien cuándo ni cómo, a partir de una mutación de otra especie de cangrejo de río. Además de su enorme voracidad, que arrambla con casi todo tipo de planta o animal que puedan comerse, presentan otra peculiaridad: la especie está compuesta solo de ejemplares hembra, que se reproducen sin necesidad de machos (por partenogénesis), y crean hijas que son clones de ellas mismas.

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