Octavos de final del Mundial de 1986. La URSS se juega el pase contra Bélgica, que gana el encuentro con dos goles en claro fuera de juego. Durante el partido, harto de las decisiones arbitrales, un técnico soviético salta furioso del banquillo y grita fascista al asistente, el español Sánchez Arminio. El protagonista es Ruperto Sagasti, uno de los 3.000 niños españoles exiliados en Rusia durante la Guerra Civil. Sagasti desarrolló una brillante carrera en el Spartak de Moscú. Tras retirarse prematuramente, se convirtió en docente del Instituto Central de Cultura Física y ayudó a modernizar el fútbol soviético. No obstante, los principales cambios se produjeron mucho antes, con la Revolución rusa de 1917.