“Nunca creí que llegaríamos a la situación actual. Esta pandemia me ha descolocado. De momento, la broma me ha costado 250.000 euros. Y digo más: si la próxima temporada no comienza en Castellón y Valencia, estamos muertos. Veo mucho futuro en los festejos populares; los políticos los cuidan porque son un semillero de votos, nos divertimos todos y comemos con las peñas; pero creo que el mercado taurino se reducirá muchísimo, y solo quedarán varias ganaderías para las figuras y otras cuantas para los aficionados de verdad. El porvenir lo veo muy negro…”.