La Comisión Europea discontinuó en enero de 2018 la emisión de billetes de 500 euros, constatada su escasa utilidad como medio de pago y la preferencia de la población de utilizarlos como mecanismo de depósito de valor. Hoy es el turno de las monedas de menor denominación: las de uno y dos céntimos. Pero este no es un debate nuevo, sino un paso previsto en un proceso ya iniciado en 2012.