Lluís Llongueras tiene frío. Su hipersensibilidad térmica ha aumentado con los años, por ello en su casa se respira Caribe. Advierte una mínima rendija en las puertas que dan al jardín que nadie más ve, y su esposa, Jocelyne Novella, se levanta a cerrarlas. “Por las noches, ella duerme sin ropa, encima de la colcha, y yo paso muchos momentos observando sus curvas, acariciándola”, cuenta. Eros habita en esta casa de Pedralbes, decorada con sus propias esculturas, siempre mujeres, siempre desnudas.