Andrés Barba es un escritor valiente. No solo se ha atrevido a biografiar a uno de los arquitectos más pintorescos de la historia. Lo ha hecho por duplicado: rescatando en Vida de Guastavino y Guastavino (Anagrama) la de los dos Rafael Guastavino, padre e hijo, el iniciador y el continuador de la exportación de las bóvedas tabicadas a Norteamérica. Y lo ha hecho partiendo de la misma premisa-excusa: “No sabemos nada y la historia es mentira y el amor no existe”.