Trescientos invitados no es una cifra de récord para una boda, pero sí debería serlo en tiempos de coronavirus, y más en el Estado de Washington, al noroeste de EE UU, donde las restricciones impedían que se reuniera tal suma de gente. Las autoridades sanitarias identificaron una docena de casos de infectados por el virus entre los asistentes y otros brotes relacionados con la fiesta.