El confinamiento ha supuesto una dura prueba para el sistema escolar. Como toda experiencia inesperada y exigente ha generado cansancio, frustración… y, a su vez, nuevas oportunidades de evolución. Los docentes han experimentado el beneficio de formar parte de comunidades de profesionales que aprenden juntos. Muchos se han aficionado a indagar y ensayar nuevas formas de enseñanza.