Termina un año maldito, en el que un enemigo invisible, el coronavirus SARS-CoV-2, golpeó al mundo y desestabilizó nuestras vidas, los hospitales, las economías… Un año en el que nos confinamos en casa pendientes de las cifras de contagios y fallecidos, salimos a los balcones a aplaudir a los sanitarios, despedimos a muchos de nuestros mayores, nos angustiamos… Pero la vida siguió y nos ofreció algunas enseñanzas, como apreciar las cosas pequeñas y extrañar de verdad a los seres queridos.