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Héroes callados

Un dicho norteamericano que algunos atribuyen a la actriz Bette Davis sostiene que hacerse viejo no es para blandengues. Comparto la idea: siempre he pensado que la vejez es la etapa épica de la vida humana. Y aún lo es más en la actualidad, con una existencia cada vez más dilatada en el tiempo pero no en la calidad de ese tiempo añadido. Con ancianos viejísimos pero llenos de achaques, y lo que es peor, solos, arrumbados, invisibles. En otras épocas a los ancianos se les admiraba por su capacidad de resistencia, por abrirnos camino y pasar el testigo, por su sabiduría y su experiencia. Eran nuestros mayores, qué hermosa palabra, más grandes que nosotros. Ahora, en cambio, los desdeñamos, los ignoramos, no solo no nos parecen más sabios, sino que los consideramos trastos obsoletos, y por añadidura sentimos que su empeño en no morirse es un fastidio, una carga para la colectividad. Es el viejismo o edadismo, un prejuicio feroz cada día más fuerte. Probablemente no haya habido nunca una sociedad que haya tratado tan mal a los viejos como la actual. Cosa que no deja de asombrarme por la estupidez y falta de previsión del personal, porque en esa ancianidad acabaremos todos (si tenemos la suerte de no morir jóvenes). 

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