Si la liberalización de las rebajas —es decir, la posibilidad de celebrarlas en cualquier momento sin infringir ninguna normativa— ya había mermado esta tradición, la implantación en los últimos años de las campañas prenavideñas de descuentos en los llamados Black Friday y Ciber Monday, en noviembre, ha erosionado de una forma que parece ya irreversible la importancia que antaño tenía la costumbre de comprar, después de Reyes, ese obsequio tan esperado que nunca llegó, por un precio más asequible. Este cambio se ve reflejado en un nuevo descenso en el presupuesto dedicado a las rebajas de invierno y en un crecimiento acusado de la modalidad online, alentado por la pandemia de coronavirus.