Al universo le gusta la redundancia. Por eso suceden cosas como el famoso efecto Mateo, basado en la parábola de los talentos del Evangelio (“porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado”), que sirve para describir la facilidad con la que los ricos ganan más dinero y los pobres se hacen aún más pobres (sí, es una parábola de lo más desagradable). O como las rachas de mala suerte, que han dejado huella en el refranero: no hay dos sin tres; cuando llueve, diluvia; o esa frase desesperada y políticamente incorrecta: pongo un circo y me crecen los enanos.