Cinco años les llevó a los británicos Claire y Tim Murray-Walker la restauración de este cortijo del siglo XIX arrebujado en un valle de olivar a unos 12 kilómetros de Priego de Córdoba, donde inicia su ondulación el parque natural de las Sierras Subbéticas. Venían de recorrer el mundo hasta que el verde de estos montes los ancló a una naturaleza pródiga y austera en la que desarrollar un proyecto turístico sostenible construido con ayuda de artesanos locales, alimentado con placas solares y caldera de biomasa para el agua sanitaria y la calefacción por suelo radiante de sus seis únicas habitaciones, iluminadas con bombillas de bajo consumo y objetos reciclados. Por eso la llaman la casa verde.