Noticia no es que un perro muerda a un hombre, sino que un hombre muerda a un perro. Extrapolando: noticia no es que EE UU invada un país, sino que se invada a sí mismo. Y eso es lo que ocurrió el día de Reyes del año en curso: que Norteamérica, harta de desestabilizar tierras extrañas, decidió desestabilizarse a sí misma. Las escenas de la tele nos recordaban a la protagonizada por aquel monstruo de Yellow Submarine, la película de los Beatles, que tras devorar el paisaje se autofagocitaba con la misma furia con la que había acabado con la realidad. Desde el punto de vista mediático, produjo más editoriales el asalto al Capitolio, donde tampoco se encontraron armas de destrucción masiva, que la invasión de Irak, que produjo cientos de miles de víctimas, niños (y niñas, déficits del genérico) incluidos.