La factura de la luz es, de lejos, la más indescifrable de cuantas llegan al buzón periódicamente. Según una reciente encuesta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) un 46% de los españoles admite no entender este recibo y solo un 53% hace el esfuerzo de leérselo. La complejidad de este documento tiene mucho que ver con las características propias del mercado eléctrico (en el que intervienen numerosos agentes), pero también con su intrincada regulación, que prevé impuestos y cargos especiales.