A principios del pasado mes de agosto, el cocinero Rodrigo de la Calle inauguraba en Madrid su servicio de reparto de comida a domicilio —Verdelivery— en un minúsculo local de la calle de Alenza. De sus cocinas empezaron a salir platos sencillos, fundamentalmente verduras y arroces en paella, que fueron acogidos con éxito. Una forma de disociar la alta cocina verde que elabora en su restaurante El Invernadero de la comida para degustar a distancia. Sin otro propósito que atenuar las esperas de quienes se acercaban a recoger los pedidos, comenzó a ofrecer cañas y tapas. Pronto aquel rincón se convirtió a su vez en un modesto bar con cuatro mesitas que bautizó como Barbecho. Durante las Navidades pasadas inauguraba un segundo local en la cercana localidad de Majadahonda con horarios ininterrumpidos. Restaurante sin pretensiones, dotado de mesas altas y bajas vestidas con manteles y servilletas de tela. Lugar que en el fondo y en las formas replica con mejores hechuras el primer modelo.