Si tuviera que buscar una palabra para definir la situación de los orientadores educativos en España, Ana Cobos, presidenta de la Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación en España (COPOE), lo tiene claro: sería “precariedad”. La implantación de estos profesionales, esenciales en el desarrollo académico y personal de los estudiantes, varía mucho dependiendo del nivel educativo (presentes en casi todos los centros de Secundaria, pero solo en algunos de Primaria o de Formación Profesional) y de la comunidad autónoma, oscilando entre modelos mixtos (de apoyo externo en Primaria y presentes en los centros de Secundaria) y otros en los que sí se garantiza la orientación en el centro en todas sus etapas. “No tenemos mimbres para hacer el cesto; faltan orientadores para poder hacer una orientación de calidad”, afirma. Lo ha repetido otras veces.