Jorge Alberto González Barillas o Rafael Moreno Aranzadi no son nombres que hayan pasado a la historia. Si uno los teclea en un buscador de Internet o en una enciclopedia virtual, siempre aparecen en segundo plano o acompañados de un “más conocido como”. Jorge y Rafael, como debieron figurar en el pupitre de la escuela, se quedaron con los años en una pequeña sombra detrás de la agigantada leyenda de Mágico, el jugador más mítico del Cádiz CF, y de Pichichi, uno de los primeros grandes goleadores del Athletic Club. Denominaciones, estas sí, que han quedado grabadas en la memoria colectiva para identificar a estos ídolos, pero que a menudo encierran tanto misterio para los aficionados como los nombres que les dieron sus madres y sus padres. ¿Cuándo empezaron los futbolistas a tener motes y por qué los siguen teniendo hoy en día? ¿Quién inventó sus sobrenombres? ¿Tener uno es un signo de haber triunfado?