Existe un día al año en EE UU en el que nadie aprovecha la pausa publicitaria para ir al baño. Suena tan bizarro que podría ser el argumento de una película de David Lynch, pero no, hablamos de la Super Bowl. El partido final de la NFL (National Football League) es más popular que Dolly Parton (aparece en el spot de Squarespace de este año, por cierto) y más analizado que la carrera del clan Kardashian. Más de 100 millones de personas —casi el 30% de la población de EE UU— sigue el evento en streaming (en directo en línea) y es un wannabe (querer ser) para las marcas. Conseguir anunciarse durante el intermedio es el objetivo de cualquier compañía que aspire a cotizar en Wall Street o empadronarse en Silicon Valley.