Existe una sensación recurrente en los videojuegos tridimensionales de Super Mario, y es que todos se controlan como los ángeles, pero ninguno de la misma manera. No tiene nada que ver ponerte a los mandos con Super Mario Galaxy que empezar a levitar con el A.C.U.A.C. en Super Mario Sunshine; ni qué decir tiene la combinación de elementos de Super Mario 3D World, el que es ahora protagonista. Hijo redimido de Wii U, la que es por méritos propios una de las mejores aventuras del fontanero llega a Nintendo Switch ampliando, puliendo aspectos de calidad de vida e incorporando el tan ansiado modo multijugador en línea. Singular, único, pero a la vez familiar. Te sientes en casa. Un regreso que se deshace de limitaciones y se vuelve más diáfano. La versión definitiva de un título cuyo talento no brilló lo suficiente hace siete años.