¿Qué tienen en común la creación colaborativa de un mapa peatonal del UrbanLab en Valparaíso (Chile); las actividades de la Biblioteca Oberta de Alicante; la iniciativa Territorio Vivo en Brasil; El Cinorrio, un proyecto de pastores de cabras en la Sierra de Gredos; el Laboratorio Socioambiental ciudadano y los “prodigios ambientales” en Ciudad de México; la recogida de cartones y el reciclaje inclusivo en Tandil (Argentina); la gestión sostenible del agua al sur de São Paulo (Brasil); la revitalización del centro histórico de Santa Cruz (Bolivia); un videojuego cuyo protagonista debe solicitar el Ingreso Mínimo Vital (Madrid); o “Barrios que cuentan”, una cartografía de la memoria, en Talavera de la Reina?