La melodía viene no se sabe muy desde cuándo, desde 2030 o desde mañana mismo, y deja un mensaje inscrito en el aire: en un momento dado se circulará por autopistas musicales (e inteligentes). No se trata de ciencia ficción ni de exhibicionismo tecnológico, sino de seguridad vial. De usar la conectividad para poner la carretera del lado del conductor. “Debemos cambiar la infraestructura para que soporte los nuevos sistemas de comunicación que llegan con el desarrollo del vehículo conectado. Y comprender que ya nada funciona sin conectividad”, asegura Enrique Belda Esplugues, subdirector general de Sistemas de Información y Comunicaciones para la Seguridad del Centro Tecnológico de Seguridad del Ministerio del Interior.