Contenedores de basura inteligentes que indican, a través de unos sensores, que el depósito ya está lleno. Camiones eléctricos conectados con GPS para optimizar las rutas de recogida. Sistemas de visión artificial con cámaras de precisión capaces de reconocer los materiales de desecho que llegan a las plantas de selección. Producción de biogás a partir de los restos orgánicos depositados en la basura mediante procesos de digestión anaeróbica.