Uno de los momentos de gran felicidad cuando el verano me pillaba en Barcelona era, de paseo por el centro en una tarde tórrida, hacer parada técnica en una horchatería artesana. Echo de menos la horchata con fartons de Valencia ahora que vivo en Francia porque las propuestas que me ofrece el mercado francés para apagar la sed en verano no me convencen para nada. No me parecen ni tan sanas, ni tan naturales, ni tan refrescantes. Así que me he decidido a fabricarme yo misma la bebida. Si cocino mi comida ¿por qué no cocino también mi bebida? Por desgracia no podré tomarme una horchata valenciana versión gala, puesto que no encuentro por aquí chufas, pero sí puedo fabricar otro tipo de leche vegetal.