Los padres tienen el deber legal de mantener a sus hijos hasta que puedan emanciparse, aunque hayan cumplido 18 años. Eso no quiere decir, sin embargo, que el derecho a la manutención sea perpetuo o absolutamente incondicional. Muy al contrario, esta obligación vinculada a la patria potestad puede llegar a extinguirse judicialmente si se demuestra que el vínculo afectivo ha desaparecido por completo sin que haya una causa de peso que lo justifique.