Primero fueron las locomotoras de carbón, después llegaron las diésel. Dos combustibles altamente contaminantes con fecha de caducidad en la UE. Los grandes operadores ferroviarios como Renfe, la francesa SNCF o la alemana Deutsche Bahn tienen previsto descarbonizar el 100% de sus flotas en 2035. Por eso, los fabricantes de trenes han empezado a desarrollar prototipos de máquinas propulsadas por hidrógeno que sustituyan a las de gasóleo. El problema es que, a día de hoy, todavía hay alrededor de 80.000 kilómetros de vías sin electrificar (el 40% de toda la red europea), por donde circulan cada día unos 12.000 convoyes diésel.