Hemos llegado al 8 de marzo inmersos en la pandemia. Llevamos un año de confinamiento, total o parcial, en el que hemos reconstruido nuestras vidas encerrándonos en casa y conectando con el mundo de manera digital. Durante este tiempo seguimos afrontando la desigualdad a la que nos enfrentamos las mujeres en los diferentes ámbitos de la vida. Por un lado, en la esfera privada nos hemos cargado de tareas que antes delegábamos o externalizábamos. Como consecuencia de ello la esfera laboral también se ha visto afectada, pues muchas mujeres han tenido que reducir su jornada o dejar su trabajo para asumir los cuidados en la familia y otras obligaciones derivadas de esta nueva situación.