El lanzamiento del iPhone 7, en 2016, marcó un punto de inflexión en lo que a audio móvil se refiere: por primera vez, un smartphone prescindía de la conexión de auriculares y, en su lugar, solo llevaba un puerto Lightning que empleaba tanto para cargar el dispositivo como para transferir audio, dejando atrás al clásico jack de 3,5 mm. La idea era promover el salto a los auriculares inalámbricos. Además, no podemos olvidar que, ese mismo año, Apple presentó la primera generación de los AirPods. Aun así, y pensando en todos aquellos que preferían unos auriculares con cable, en su caja venían incluidos unos que incorporaban este conector y un adaptador para utilizar el teléfono con unos estándar.