La crisis derivada de la pandemia de coronavirus con la que lidia España desde hace más de un año no podía no reflejarse también en la declaración de la renta, el evento fiscal más importante del año. El gran parón de las actividades económicas registrado el año pasado hizo aumentar sensiblemente el número de trabajadores que tuvieron que acogerse a un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) y recibir una prestación del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). De esta forma, al haber tenido más de un pagador, es previsible que muchos de ellos, que en el pasado no estaban obligados a presentar la declaración o les salía a devolver, en la inminente campaña del ejercicio 2020 tengan que declarar y, en algunos casos, ingresar.