¡Qué fácil es hacer clic con el mouse! Para autorizar o no las cookies, para reafirmar que no se es un robot, para bloquear o no pop-ups… Y también con qué facilidad le damos al botón de “abónese a nuestra newsletter”. Por si acaso, podemos pensar. Nunca está de más recibir información que en un momento dado puede sernos útil. La triste realidad es que toda esta circulación intensiva de emails está contaminando nuestro bonito planeta y la mayoría de las veces para nada.