El cineasta Iván Roiz pasaba por una crisis personal cuando descubrió hace unos años de la existencia de encuentros de hombres que se reúnen para charlar en la intimidad. Estas reuniones colectivas, denominadas círculos y organizadas por grupos activistas en favor de la igualdad de género, intentan romper con la barrera cultural que impide a muchos de ellos expresar sus emociones y debilidades. En una sala con desconocidos y, por lo general, sin terapeutas de por medio, encuentran un espacio seguro en el que dejarse ser.